¿QUIEN SE PODRÍA RESISTIR A SER LUZ?...


EVANGELIO DOMINGO 16 MAYO 2021


    En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

   




        Hoy celebramos la fiesta de la Ascensión, la culminación del trabajo del hijo de Dios en la tierra. Jesús abandona la tierra bendiciéndonos y nos lanza su última invitación: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Así es como nos dice Jesús que actuemos con su testimonio, y una bonita canción nos recuerda: “sed, del mundo la sal, del mundo la luz, del mundo el amor”.

¿Quién se podría resistir a ser la sal, la luz, el amor? Siendo así, dotamos de sentido y plenitud a la vida.

No es suficiente escuchar las buenas palabras, sino que debemos hacer lo posible para vivir en acción, cumpliendo las palabras de Jesús, pero ¡qué difícil! “Sed Perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto” nos decía también. Se nos pide algo muy elevado para nuestras fuerzas, para nuestra capacidad. Sal, luz, amor y perfección constante, sí, sí ¡constante! ¿se te ocurre alguna persona así? Ufff, ¡qué difícil!, sin embargo, estoy seguro que la mayoría nos quisiéramos así.  

Pero, atención, no nos deprimamos, porque aquí está la importancia de todo el mensaje, en el comprender que el bien, las exigencias por lo bueno, superan nuestras capacidades. No es una cuestión de hacerse expectativas, sino de aceptar lo que somos, y entender que no podemos solos, y que, por y para eso, necesitamos cimientos fuertes, nada de arena, nosotros como aquél de la parábola que construye su casa sobre roca.

Con su poder, con su fuerza, su ejemplo, y todo esto es, con su espíritu, podemos llevar y proclamar su buena noticia, en palabra y acción.

Te invito a que cierres los ojos al acabar estas líneas, escuches la canción que te dejo y te imagines presente con toda la iglesia universal y el mundo entero, en esa escena que nos relata el evangelio, con Jesús enviándonos a esa misión y viéndolo ascender al cielo, desde donde nos mira, sonríe, acompaña y envía amor y fuerzas.

https://youtu.be/bT8SFVD4xbc









Hilario Díaz, Carmelo Joven y juniors

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