Necesitamos una voz que nos dé un empujoncito

 


                                                     EVANGELIO 28 FEBRERO 2012


    En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos»

Palabra de Dios








         La lectura de este domingo me parece realmente completa.

Es una anticipación a los discípulos de lo que vivirán en un momento muy cercano, de manera que mantenga viva la esperanza de ese tiempo que aún van a permanecer juntos, hasta que llegue la pasión.

Todos los elementos que conforman las enseñanzas de Jesús se juntarán, tendrán cita en el monte Tabor: Isaías(profeta) , Moisés (representante de la ley) y Jesús ( Mesías ) . Y los espectadores de ese gran acontecimiento de la transfiguración es el pueblo elegido, en este caso reflejado en Pedro, Juan y Santiago.

Se elige una montaña como símbolo de que muchas veces es en un momento concreto, en un espacio difícil donde tenemos que analizar todo para bajar o tener los pies en el suelo y poder mostrar nuestras convicciones.

Nos podemos sentir reflejados en Pedro, un amigo único, cercano, alegre, impetuoso y decidido, que disfruto de la amistad de su amigo pero que le cuesta entender que su misión no es pasar un buen rato (construir una tienda ) con Jesús , no es disfrutar de ese momento en lo alto del monte, sino que debe cambiar su destino y saber y reconocer los actos venideros.

Como Pedro, necesitamos de una nube fuerte que nos dé un empujón para ver realmente y entender el testimonio de Jesús. Necesitamos de una fuerte voz que nos penetre, que nos despierte y nos haga salir de la zona de confort y aceptar el reto de evangelizar con nuestras capacidades personales.

Esta lectura es la prefiguración de la Trinidad: el padre, esa voz fuerte que nos ayudará, el hijo, el cual lo encontramos en las lecturas y en la comunión, y el espíritu que es la luz y la nube que nos inunda.


Sara Mas, Carmelo Joven Castellón.











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